Mi fa sognare. Mi fa sentire che forse anch’io ho la forza e il diritto di essere felice.
5 de octubre de 2017
Me voy porque en aquella tarde en Besancon, antes de atravesar la calle juntos, la risa que estalló sopló el azúcar del gofre que tenía en la mano y voló sobre mi cara. Y nunca he sido tan feliz.
Porque una mañana pusimos un cirio en una iglesia para que nevara y en la noche el cielo cubría la casa de blanco, y por primera vez en mucho tiempo tuve esperanza, y me entregué. Más tarde, montada en un par de skis, acepté caerme sin tener miedo a hacerme mal.
Me voy porque en Nimes, divagando por las calles como un fantasma absorto, enferma de fiebre de escribir, le reclamé a la vida que ese día se repitiera siempre. Y no había para mí nada mejor como vida.
Me voy no por ganas de euros para gastar en euros, ni por vivir el sueño romántico…
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